miércoles, 2 de julio de 2008

CIRUGIA ESTETICA

Dicen que el rostro es el espejo del alma.
Todo un cúmulo de vivencias, experiencias y peripecias moldean el rostro que presentamos en sociedad, milimétricas desviaciones faciales que representan: seguridad, soberbia, sufrimiento o bondad, por enumerar algunas de las ciento de adjetivezcas facciones que nuestro rostro es capaz de admitir.

Un proceso constante, incesante, infinito, dentro de un espacio de tiempo delimitado.
Como el crecimiento de una planta, imposible de apreciar, por mucho que la observemos y sin embargo, en continuo estado de evolución.

Nuestro rostro, una extensión de nuestra personalidad, forjada a través de infinitud de decisiones que hacemos patentes (acciones) o interiorizamos (pensamientos) y cuya repercusión formaliza en definitiva la cirugía estética de la vida.

Resulta, por consiguiente, bastante llamativo, la masiva afluencia de gentes de todos los ámbitos de la sociedad y especialmente de gente extremadamente joven, que quieren revertir su rostro, que en definitiva son sus experiencias en la vida.
Que paradoja ¡aun no han experimentado prácticamente nada!

¿Quizás la sociedad, está disconforme con el estilo de vida que ha decidido adoptar?
¿Quizás la vida está repleta de malas experiencias?

No existe un ser más hermoso, que el enamorado de la vida.
Pero, tengo el convencimiento de que este olimpo, no es baladí, es fruto de una reflexión interior y de un coraje al alcance de todos, pero alcanzado sólo por unos pocos.