jueves, 9 de octubre de 2008

GLOBALIZACIÓN: INDIGNO TRABAJO

Hace unas fechas, escuché que se conmemoraba el día del “Trabajo Digno”, por cierto, en vista de la crisis económica, aprovecho para que algún emprendedor en apuros saque a la luz un almanaque o calendario que sustituya a los santos por lo conmemorado, y si además tiene un golpe de suerte, incluso podría incluirlo en el material obligatorio de la debatida “Educación para la Ciudadanía”.

Pero no nos desviemos del tema principal, porque se me antoja más complicado de lo que en un principio parece definir esta obviedad.

Partamos de la premisa que un trabajo digno es aquel en el que la persona no se siente explotada ni económica, ni moral, ni físicamente. Y bien, en consecuencia parece que un dependiente de una gran empresa de servicios o un comercial de tal o cual compañía, no debe considerar su trabajo indigno, aun cuando se le pague lo mínimo que su convenio estipule, puesto que la ley no se está incumpliendo.

Incluso una prostituta, de la vieja escuela y sin regulación legal, no debe considerar su trabajo indigno, al fin y al cabo es el trabajo más antiguo del mundo; aunque bien es cierto que en este sector se da una penosa competencia desleal de trabajadoras, que por circunstancias coercitivas no pueden dignificar la profesión.

En cualquier caso, da la impresión de que en los países llamados desarrollados, el trabajo digno está relativamente garantizado.

Si nos vamos al también llamado “tercer mundo”,lo pongo entrecomillado porque mundo sólo hay uno, y si hacemos categorías el segundo mundo se me perdió por el camino, bueno quizás allá el trabajo digno escasea en mayor medida o quizás no.

Y me gustaría explicar la contribución de la globalización en ese maravilloso terreno.

Estaba en mi casa tomando café, e hice un viaje al mundo de las ideas, sí, acababa de crear una empresa de calzado deportivo con materiales ecológicos. Que pasa, en el mundo de las ideas no hay restricciones.
Sin embargo, al comenzar a comercializar el producto resultaba inviable económicamente, ya que el coste de personal era muy elevado. Así que decidí coger mi pingüe capital y montar mis fabricas en la conchinchina, que por cierto se encuentra en Vietnam, no es fruto del mundo de las ideas.
Resulta que como soy un empresario honrado, de los que no quedan, les pago a mis operarios orientales el salario que les corresponde por convenio, que para mi empresa supone una reducción del 500% en coste de personal con respecto al primer mundo. Ahora si puedo competir en el mercado.
Mis operarios, que primero son personas, me comentan que con ese salario no llegan a fin de mes, pero yo les pago lo que por ley es justo. Aun así, decido repartir parte de las ganancias que estoy obteniendo y elevarles el salario un poco más, ya que como gran empresario que soy se que es preferible tener al personal contento para que hagan mejor su trabajo, por lo menos en el “primer mundo”.
A la mañana siguiente, voy a entrar a mi oficina y me encuentro una congregacion de orientales a la puerta de mis empresas. Quieren trabajar en mis dependencias. Que glorioso día para mis intereses comerciales y para mi espíritu honrado.
Sin embargo, una nota aparece encima de mi mesa, sin rubrica alguna con las siguiente proclama : “Antes de ponerte una demanda, te pondremos un cuchillo en el cuello”,!vaya las fabricas de mis colegas se han quedado sin orientales!. Así que, yo, gran empresario y amante de la vida, decido que el salario que tenian antes mis trabajadores tampoco estaba tan mal.

Y se me abre ante mi, como el mar rojo a Moisés, una tesitura de proporciones gigantescas, tienen estas personas un trabajo digno y por las noches me desvelo pensando ¿soy un explotador?

Lo que en principio estaba claro se vuelve negritud.

Nada es lo que parece en este mundo, por que este mundo es un ansia de poder.

Reflexionemos y pongamos los pontos sobre las ies, porque tal como están las cosas los puntos están sobre los oes o las ues.

Por cierto, ya desperté del mundo de las ideas. Tengo que ir a sacar a la perra y acostarme pronto, que mañana hay que madrugar para ir a trabajar.

1 comentario:

  1. Yo me siento explotada aunque tenga una paciencia que a veces extraña a los clientes ... nadie te paga lo suficiente por aguantar algunas cosas, en fin, habrá que trabajar para comer, no?

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