martes, 9 de diciembre de 2008

La Crisis

Hoy he salido de mi casa como muchos otros días y he visto mi ciudad triste y oscura.
La palabra maldita, que costó que saliera a la palestra, la siento en una lejana cercanía.


El pueblo está descontento y lo expresa constantemente, las manifestaciones minoritarias están a la orden del día, y la economía envuelve nuestro estado de ánimo, puesto que una generación entera hemos vivido sin sobresaltos y sin saltos sobre nadie.

Hemos jugado a un juego que no queríamos, que no entendíamos, en el que los poderosos, se hacían más grandes y los plebeyos comíamos sus migajas. Sin embargo, cuando la travesura ha salpicado a todos los estamentos, “papa” estado sale al rescate del escribano que impuso las reglas y el pueblo se tensa como una cuerda obsoleta, nos han acostumbrado a una sociedad de consumo global y ahora nos encontramos sin recursos, tenemos que continuar andando, pero sin agua, viajando, pero durmiendo en el duro suelo y desorientados porque no sabemos a donde vamos y quizás ni de donde venimos.

Si dos derechos fundamentales y recogidos en nuestra carta magna como el trabajo y la vivienda, se debilitan; entramos en una crisis de gran magnitud.
Y si además, nuestra capacidad de consumo se resquebraja, la crisis comienza a tener tintes paradigmáticos, porque nuestro interior está moldeado al gusto del publicista y no en la armonía del filósofo.

No existe peor tragedia, que mirar hacia el pasado y observar que la obra de tu vida es un castillo de arena, devorado por el oleaje.

Cuando tuvimos tiempo para meditar, nos faltaba la experiencia del trabajo y ahora que trabajamos, no tenemos tiempo de meditar.

Pero no existe en la geografía terrestre una especie más adaptable y moldeable que el ser humano, así que no nos preocupemos, porque vamos a tragar con lo que venga, aunque no sea el juego que quisimos y con el que soñamos cada noche arropados en la cama.

2 comentarios:

  1. Hacen falta muchos como tu, que día a día, vas observando todo lo que otros quieren ocultar bajo sus falsas mentiras. Sigue adelante por este camino porque tienes futuro, pero no desfallezcas cuando vayas encontrandote con las piedras que te irán poniendo, a escondidas, a traición, aquellos que no son capaces de dar la cara. No cambies la forma de pensar aunque habrá muchos que te lo pedirán solapadamente, porque nunca se atreverían a pedírtelo mirándote fijamente a los ojos.

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  2. Hacen falta muchos como tu, que día a día, vas observando todo lo que otros quieren ocultar bajo sus falsas mentiras. Sigue adelante por este camino porque tienes futuro, pero no desfallezcas cuando vayas encontrandote con las piedras que te irán poniendo en tu camino, a escondidas, a traición, aquellos que no son capaces de dar la cara. No cambies la forma de pensar aunque habrá muchos que te lo pedirán solapadamente, porque nunca se atreverían a pedírtelo mirándote fijamente a los ojos.

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